sábado, 15 de agosto de 2009

INTRODUCCION A LA VOZ HUMANA

LA VOIX HUMAINE (1959)
Un diván, una alfombra, una lámpara y el teléfono: la escena queda configurada con estos pocos elementos; los necesarios para trazar la etopeya de una mujer que, durante el transcurso de la obra, va pasando de la espera, a la esperanza, a la desesperanza y a la desesperación. Poco a poco, se nos va desentrañando el drama de una mujer abandonada por su amante con quien mantiene durante toda la representación una conversación telefónica en la cual vamos conociendo gradualmente los motivos de la ruptura, a la vez que se nos desvela el mundo interior de la protagonista.
“La voix humaine”, última obra lírica del compositor Francis Poulenc, con texto de Jean Cocteau, resulta ser un ejemplo de total integración de escena, música y texto. Cada gesto, cada palabra, cada respuesta de la orquesta, conforman un monólogo (o falso diálogo) que explora el alma de la protagonista. En ese sentido, quizás lo más interesante de la obra sea el uso del circunloquio como recurso en una retórica donde cada palabra cobra un valor esencial en el discurso y cada repetición descubre nuevos detalles del único personaje en escena. Por todo ello, la soprano que aborde el papel debe poseer una variedad de registros dramáticos que pueda conducir, salvando los escollos del melodrama, al personaje por su particular geografía de soledad.
Testigo privilegiado de esta tragedia personal, el teléfono representa una esperanza última y el hilo telefónico termina siendo el único vínculo que, durante cuarenta minutos, une a dos personas a las que ya sólo les queda el abandono mutuo como resolución posible.




Elisabete Matos en el estreno del Teatro Arriaga de Bilbao



Michelle Canniccioni en el estreno en el Teatro Cervantes de Málaga


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